El recorrido que co-creamos con Maiá abrió puertas a mi inconciente con aperturas certeras y amorosas para darle nombre, lugar, hacer espacio a sitios, hechos confusos que guardaban polvaredas viejas que querían y necesitaban ser reconocidas.
Luego de sus sesiones el rechazo hacia mi historia y hacia mi misma se hacía energía de luz que deposita en mi consciente, en mi cuerpo y corazón.
Las etiquetas quedaban chicas, gastadas cada vez que me acompañó a observar, tocar, palpar y sentir las heridas inconclusos de un pasado que se volvía carne.
Cada proceso es necesario y con un amor incondicional para así abrazar a todas las que fui, soy y seré en un futuro que no es más que este presente constante.
Esta última frase como marca de agua a todo lo que Maiá me transmitió con su voluntad, fuerza, dedicación y cariño.
¡Gracias infinitas por respetar en tus espacios la vulnerabilidad y la sensibilidad de un Ser abierto a un abismo de vida-muerte y vida otra vez!